Seguridad marítima y contaminación

Seguridad marítima y contaminación

Los océanos, que cubren alrededor del 70 por ciento de la superficie del planeta, son esenciales para la vida en la tierra. Sin embargo, han estado bajo un estrés creciente, y las dos grandes fuerzas, el aumento de la población y la nueva economía mundial, los llevarán aún más cerca del límite en las próximas décadas. 

Además del impacto que el calentamiento global puede tener en los niveles oceánicos y en las principales corrientes, hay varias cosas de las que preocuparse:

Derrames graves de petróleo y otros accidentes: a pesar de los grandes esfuerzos para regular la construcción y las operaciones de los buques, los accidentes graves siguen en aumento. Desde que el Exxon Valdez se hundió en el Prince William Sound de Alaska en 1989, el mundo ha visto el equivalente a treinta accidentes de Valdez. 

A pesar de muchas normas internacionales sobre descarga marítima, los barcos liberan cada vez más su petróleo y otros desechos del barco al mar. La floreciente industria del turismo marítimo se ha convertido en un gran culpable. A menudo, al recoger las aguas de países con prácticas de monitoreo laxas, los cruceros representan el 80 por ciento de los desechos arrojados al océano, desde desechos humanos y artículos de plástico hasta emisiones de petróleo y productos químicos. 

Muchos mares están amenazados por los desechos y contaminantes generados en la tierra por la agricultura, las industrias y los municipios. Un ejemplo entre muchos: el Mar Báltico, cuyo ecosistema era particularmente frágil para empezar, tiene un fondo marino casi sin vida y tiene una puntuación baja en algunos de los productos químicos más peligrosos conocidos por el hombre, como la dioxina. 

Los desechos peligrosos (cenizas tóxicas, lodos industriales peligrosos, equipos médicos o militares contaminados, baterías viejas, combustible para reactores nucleares gastados) se envían en cantidades cada vez mayores, gran parte por mar, gran parte de forma ilegal y en condiciones propensas a accidentes. 

Tanto las prácticas de pesca legales como las ilegales han estado dañando la integridad de los ecosistemas marinos en muchos lugares. Entre los peores culpables hay grandes dragnets que rompen el fondo del mar. 

Se podría pensar que la seguridad marítima y la contaminación estarían entre los problemas globales más manejables. Los subtemas se identifican fácilmente y las soluciones deben estar al alcance y ser asequibles: por ejemplo, los experimentos con santuarios marinos en el Mediterráneo trajeron un renacimiento sorprendentemente rápido de secciones del mar aparentemente condenados, con un aumento de las poblaciones de ballenas y delfines. Y es un tema global que ha sido objeto de unos cuarenta tratados y convenciones. Sin embargo, la salud de los océanos sigue siendo un tema ominoso y aún abierto para el planeta. Todavía faltan algunas reglas (por ejemplo, no hay definiciones uniformes de desechos peligrosos) y, donde existen, las violaciones directas son muy comunes y el sistema de aplicación es muy débil, como es el caso de muchos de los veinte problemas.